09 marzo 2018

los rostros de la muerte


El hombre de la arena
El 3 de enero de 2005, varios miembros de un grupo de voluntarios, en una limpieza de playas en Sitka, Alaska, encontraron lo que parecían ser los restos humanos. Se trataba de un torso, enterrado desde el cuello hacia abajo por la arena, limo y desechos. De su boca emergía un tentáculo. Los restos fueron expuestos durante la marea baja- durante la marea alta, los restos habían quedado totalmente sumergidos. Esto permitió a los investigadores tener material de estudio, así se había impedido los ataques de las aves y ayudó a frenar la descomposición. La víctima era parte de la tripulación de un barco pesquero desaparecido un mes antes.
La Niña de Windeby
El cuerpo de la niña de Windeby fue hallado en Schleswig-Holstein (Alemania) en 1952 en el fondo de una tumba en el turbal, con una rama de abedul en el hueco de su brazo derecho. Tenía media cabeza afeitada, lo que hizo pensar que había sido ejecutada por adulterio. Según los exámenes sólo tenía 13 años y los ojos vendados por una cinta con la que fue posiblemente estrangulada.

Los petrificados de Pompeya
 Fue en el año 79. La erupción del Vesubio, una de las más devastadoras en la historia de la humanidad, mató a millares de personas y destruyó numerosos edificios. Ceniza caliente y lava no sólo destruyeron Pompeya: también conservaron intactos numerosos cadáveres, viviendas y murales. Los moldes de los cuerpos incluso conservan la expresión de terros que tuvieron antes de morir.

Inanición

 En 1994, el genial fotógrafo documentalista sudanés Kevin Carter ganó el premio Pulitzer de fotoperiodismo con una fotografía tomada en la región de Ayod (una pequeña aldea en Sudan), que recorrió el mundo entero. En la imagen puede verse la figura esquelética de una pequeña niña, totalmente desnutrida, recostándose sobre la tierra, agotada por el hambre, y a punto de morir, mientras que en un segundo plano, la figura negra expectante de un buitre se encuentra acechando y esperando el momento preciso de la muerte de la niña. Cuatro meses después, abrumado por la culpa y conducido por una fuerte dependencia a las drogas, Kevin Carter se quitó la vida.

Omayra

 Omayra Sánchez fue una niña víctima del volcán Nevado del Ruiz durante la erupción que arraso al pueblo de Armero, Colombia en 1985. Omayra estuvo 3 días atrapada en el fango, agua y restos de su propia casa. Tenía 13 años y durante el tiempo que se mantuvo atorada siempre estuvo encima de los cuerpos de sus familiares. Cuando los socorristas intentaron ayudarla, comprobaron que era imposible, ya que para sacarla necesitaban amputarle las piernas, sin embargo carecían de cirugía y podría fallecer. La otra opción era traer una moto-bomba que succionará el cada vez mayor fango en que estaba sumergida. La única moto-bomba disponible estaba lejos del sitio, por lo que solo podían dejarla morir. Omayra se mostró fuerte hasta el último momento de su vida, según los socorristas y periodistas que la rodearon. Durante los tres días, estuvo pensando solamente en volver al colegio y en sus exámenes. El fotógrafo Frank Fournier, hizo una foto de Omayra que dio la vuelta al mundo y originó una controversia acerca de la indiferencia del Gobierno Colombiano respecto a las víctimas. La fotografía se publicó meses después de que la chica falleciera. Muchos ven en esta imagen de 1985 el comienzo de lo que hoy llamamos Globalización, pues su agonía fue seguida en directo por las cámaras de televisión y retransmitida a todo el Mundo.






















02 septiembre 2011

Fotografías de difuntos (Post Mortem)

Costumbre popular entre las personas del siglo XIX, sobre todo en Europa y Norteamerica, que inicio con la aparicion de la camara fotografica y la creciente accesibilidad de la fotografía que sustituyó la necesidad de recurrir al pincel para grabar , los fallecidos eran retratados como personas vivas, como si estuvieran durmiendo y vestidos con su mejor traje, para que sus parientes pudieran recordarlos como en vida. No se trataba de algo macabro, como podemos pensar hoy, sino un hábito que acompañó a la comercialización de la fotografía y que ya existía mediante dibujos o cuadros dedicados a la muerte. Lo que sucedió fue simple, hubo un momento en que la fotografía post mortem se popularizó muchísimo en ciertas zonas del planeta y prácticamente era un requisito social su realización, tal fue la difusión de este fenómeno, que muchos fotógrafos se especializaron en gran medida y no eran extrañas las exposiciones reservadas exclusivamente a este tipo de tomas


















En los primeros tiempos los cuerpos muertos usualmente se retrataban como si estuvieran dormidos, lo que les otorgaba una imagen de naturalidad al tiempo que se simbolizaba el “eterno descanso” del fallecido, pero también fue muy común disponer los cadáveres de tal manera que simularan estar realizando algún acto cotidiano, proceso que incluía, en muchos casos, abrir los ojos del difunto utilizando utensilios diversos (en general, una cucharilla de café) y resituar correctamente el ojo en la cuenca o con pupilas pintadas sobre los ojos cerrados, creando un efecto muy espeluznante. De hecho, se solía dar completa libertad a la persona encargada de tomar la imagen para vestir y disponer el cuerpo como considerara apropiado. Muchos de los fotógrafos de aquel entonces se convirtieron en auténticos expertos del maquillaje, llegando a obtenerse resultados muy espectaculares en algunos casos y bastante patéticos en otros. Posteriormente, se incluyeron algunos otros adornos, como las flores. En general no se utilizaron los símbolos comunes reservados tradicionalmente a la muerte dentro de las obras pictóricas, aunque también hubo excepciones a esto último.
















Hay algo espeluznante en este bombero. A primera vista, esta foto del siglo XIX parece de un tipo normal, torpemente posado, pero sobre la inspección más cercana, notara unos signos reveladores: una postura rígida, un soporte mal ocultado detrás de sus pies, que le sostienen por alguna armadura no vista sobre su espalda, las cantidades liberales de rojo aplicado a mejillas también blancas, y aquellos inquietantes ojos en blanco.

En estas fotos ambas personas estan muertas


Las manos rígidas de la muchacha, los ojos pintados sobre los parpados y ademas el borde de un soporte detrás de su pierna izquierda demuestra el proceso que seguia el fotografo para mostrar una imagen de alguien vivo.